En nuestro despacho sabemos que las separaciones pueden ser una experiencia traumática. En primer lugar para los miembros de la pareja. Pero, sobre todo, para los hijos, si es que los hubiera. Dicen los expertos que vale más un buen divorcio que un mal matrimonio. Los niños ven todos los días peleas, acusaciones, reproches y malos gestos que es mejor evitar. Una separación a tiempo libera a los niños de ese entorno perjudicial, pero… ¿Sabes cómo afecta el divorcio a tus hijos? Y, sobre todo, ¿sabes cómo ayudarles en esta situación?
¿Cómo afecta el divorcio a nuestros hijos?
Encontramos en esta noticia los datos que necesitamos. Ya lo sospechábamos. Depende mucho de la edad de nuestros pequeños. Según un estudio de Unicef, puede generar consecuencias psicológicas que pueden ser transitorias y permanentes. Dependen sobre todo del nivel de conflicto previo, del tipo de crianza (conjunta o no) y de si hay deterioro del nivel de vida. A partir de ahí, y según la edad, nos encontramos con:
- Niños de 0 a 2 años: Sienten la ausencia de uno de los padres, y eso les genera tristeza. Lo manifestarán llorando, estarán más irritables y tendrán problemas para dormir y comer. En esta etapa, debemos ser pacientes. Mimarles, darles cariño y manifestarles nuestro amor.
- De 2 y 3 años: El niño está en pleno proceso de aprender a caminar, a ir al baño solito, etc. Un divorcio puede interrumpir el aprendizaje. No debemos presionar al niño. Debemos ayudarle a que gane autonomía, sin regañarle.
- 3-5 años. Tenderán a hacer muchas preguntas y pensar que es culpa suya. Debemos hacerles comprender que no son culpables. Asumiremos toda la responsabilidad ante los hijos y les haremos comprender que lamentamos no haber podido resolver las cosas de otra manera.
- 6-12 años: Ya no piensan que es culpa suya, pero son más empáticos. Tienen miedo a perder a uno de los dos progenitores. Estarán tristes, enfadados y sufriendo. En esta etapa es importante escuchar todos sus temores. Ambos progenitores deben hacer entender al niño cuánto le quieren.
- Adolescentes: Una etapa complicada, puesto que buscan su propia identidad. Necesitan mucha seguridad, que se ve resquebrajada durante el divorcio. La buscarán en grupos afines a ellos. Es una época en la que pueden sufrir depresión, adicciones, trastornos de alimentación, ira… Tienden a poner a sus padres contra las cuerdas. Debemos mantenernos firmes.
En definitiva, debemos mostrarles nuestro cariño. El niño tiene que estar seguro de que le querremos, independientemente de nuestro divorcio. Es importante liberarle de las culpas, nunca debe asumir que papá y mamá se divorcian por su culpa. Y, sobre todo, escucharles.