Volvemos con un caso curioso de una incapacidad. Según esta noticia, una mujer de 29 años entró en un centro de salud a hacerse una analítica y salió con una incapacidad. ¿Cómo es posible? Una mala praxis provocó secuelas físicas y psíquicas.
¿Una incapacidad tras una analítica?
La demandante es una mujer de 29 años. Trabajaba como administrativa cuando acudió al centro de salud. En principio, tan sólo tenía que hacerse un análisis de sangre. Sin embargo, no salió bien. Cuando la enfermera comenzó con el procedimiento, no pudo sacar suficiente sangre. Fue entonces cuando comenzó con lo que el juez denomina «técnicas defectuosas». Una hora después del procedimiento, se le hinchó el brazo, que también comenzó a mostrar signos de hipersensibilidad y un intenso dolor que impedía que pudiera moverlo. Con el paso de los días fue a peor y, finalmente, su médica le administró una serie de inyecciones y le concedió una incapacidad temporal. Todo esto provocó que tuviera que someterse a dos cirugías. A pesar de todo, sufrió daños permanentes en el brazo, hombro y codo derecho. Todo esto le afecta a la movilidad y además ha provocado que desarrollara un trastorno ansioso-depresivo.
Tras un tiempo, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ha condenado a la Xunta al pago de 110.000€ por daños y secuelas. La demandante ha obtenido, además, una incapacidad permanente total por accidente no laboral. Es una IPT para su profesión habitual, pero también para realizar tareas domésticas u ocio.