Nuestra cliente trabajaba como autónoma familiar colaboradora en hostelería, pero las dolencias que comenzó a padecer, entre las que destaca la artroplastia total de cadera derecha por coxartrosis le impedía realizar las labores mínimas inherentes a su profesión, pues padecía dificultad para mantener bipedestación, subir escalones (problemas para subir/bajar escaleras), limitada para carga de pesos; limitación para la deambulación, manipulación de pesos y esfuerzos físicos constantes.
El reemplazo total de cadera, conocido en términos médicos como artroplastia de cadera, consiste en la cirugía ortopédica que busca reemplazar de forma total la articulación de la cadera con un implante artificial llamado prótesis.
Solicitó orientación a mediados de Julio de 2022 (cuando ya le habían denegado la IP mediante resolución), se valoró con posibilidades y por ello se formuló la reclamación previa frente al Instituto Nacional de la Seguridad Social con orientación específica. Como casi siempre, el INSS la desestimó alegando que su condición de autónoma “le confiere un mayor margen de respuesta activa a dichas secuelas, en cuanto excluye la sujeción a las exigencias de un tercero 8el empleador en el trabajo por cuenta ajena), posibilita la utilización de los servicios de un ayudante y faculta para la autoorganización de la actividad laboral en función de las propias capacidades físicas sin merma de la realización de las labores fundamentales del oficio”. Por lo tanto, se acudió a la vía judicial y se acreditaron los argumentos con las pruebas necesarias para que se estimara la pretensión en sentencia de 22 de abril de 2024 dictada por el Juzgado de lo Social nº 2 de Oviedo, por lo que fue declarada en situación de incapacidad permanente en el grado de total para su profesión habitual, con derecho a percibir el 75% de su base reguladora.